
UNA EXCURSIÓN INESPERADA: FÚTBOL Y CULTURA EN SON MOIX
Una experiencia local poco habitual para disfrutar Mallorca desde otra perspectiva
Cuando uno piensa en Mallorca, lo primero que acude a la mente son sus calas de aguas cristalinas,sus paisajes naturales, su gastronomía mediterránea o la serenidad de una tarde en una terraza frente al mar. Sin embargo, hay una actividad poco conocida y sorprendentemente recomendable, incluso para quienes no son aficionados al fútbol: asistir a un partido del Real Club Deportivo Mallorca en el estadio Son Moix.
El campeonato de La Liga española comienza a mediados del verano y finaliza a finales de mayo. Durante los meses de agosto y septiembre, el estadio rara vez alcanza el aforo completo, lo que facilita encontrar entradas a precios accesibles a través de la web oficial del club. Además, recientemente, el estadio ha sido renovado, con tribunas cubiertas, una mayor cercanía al terreno de juego y excelentes condiciones de visibilidad desde todas las zonas.
Vivir un partido en el “Mallorca Estadi” es una experiencia auténtica y diferente: una pausa del mar para sumergirse en el pulso cultural de la isla, donde el deporte se convierte en espectáculo familiar. Es una salida que permite conocer una faceta de Mallorca más cotidiana y local, entre residentes y fieles seguidores del equipo bermellón.
La atmósfera durante los encuentros es sorprendentemente tranquila y amable. Predominan las familias, los niños y un ambiente respetuoso tanto dentro como fuera del campo. Lejos de los estereotipos del fútbol conflictivo, aquí se respira convivencia, civismo y deportividad. No existen zonas separadas para las aficiones rivales; de hecho, los seguidores de equipos visitantes, como el Real Madrid o el FC Barcelona, comparten grada con los mallorquinistas sin mayores incidentes.
La seguridad se limita a unos pocos auxiliares y la presencia policial es discreta, normalmente ubicada en el exterior. Como muestra de esta cultura del respeto, destaca el trato hacia figuras del club como Abdón Prat Bastida, natural de Artà y auténtico emblema del equipo. Aunque no sea el capitán ni la estrella indiscutible del once inicial, su presencia basta para que el estadio entero coree su nombre cada vez que aparece en pantalla.
Cabe mencionar también que el club, en manos de propietarios estadounidenses —al igual que sucede cada vez más en el fútbol europeo—, ha incorporado elementos de entretenimiento propios del deporte americano: desde zonas VIP con vistas panorámicas del campo, hasta experiencias exclusivas como el Footprint Tunnel, zonas hospitality y salas presidenciales con servicio gourmet. Todo pensado para transformar el fútbol en un evento inolvidable, apto para todos los públicos.
En resumen:
Si busca una actividad diferente para complementar su estancia en Mallorca, le animamos a considerar una “escapada urbana” al estadio Son Moix. Puede consultar horarios, entradas y opciones de hospitalidad en la web oficial del club:
👉 RCD Mallorca – VIP Hospitality Porque Mallorca también se vive desde sus gradas, y porque el alma de la isla late no solo en el mar, sino también en sus pasiones compartidas.
Força Mallorca.