
LA ISLA DE LAS ENSAIMADAS
Hay ciertas cosas que representan a las naciones y, en particular, a las ciudades más que los monumentos: los toros en España, la pizza en Nápoles, las naranjas sanguinas en Sicilia, las avenidas de cipreses en la Toscana, las flores en Holanda, y un largo etcétera. Cuando mi abuelo veía una botellita de Coca-Cola no podía evitar pensar en América, aunque en realidad nunca hubiera cruzado el Atlántico, sabía que podía saborear un pedacito de Estados Unidos simplemente yendo al bar de la esquina.
Hace muchos años, al volver de un viaje a París, recuerdo que mi vecino me desconcertó con una pregunta: “¿Has comido macarons?”. Como buen italiano, asociaba los macarrones con la pasta, así que con un gesto afirmativo y una media sonrisa de quien finge haber entendido, respondí: “¡Sí!”. En aquel entonces no existía internet, y para asociar un nombre con un producto, tenías que preguntarle a alguien que supiera más que tú o buscarlo en una enciclopedia, sin tener la certeza (ni corrector de palabras que casi siempre te encamina) de estar buscando el término correcto.
En fin, después de haber estado en Francia, mi vecino no me preguntó si había visitado el Louvre o visto la Torre Eiffel, sino si había probado unos dulces típicos franceses.
Para que no os encontréis en mi misma situación, os aconsejamos desde ya: ¡en Mallorca tenéis que probar obligatoriamente la ensaimada! Dulce típico de la isla con forma de espiral que desde hace tiempo ha cruzado las fronteras de España. Desde 1996 está reconocida como producto de indicación geográfica protegida. Sus ingredientes son simples: harina de trigo, agua, huevos, azúcar, levadura y, además, manteca de cerdo (en catalán saïm, de donde el dulce toma su nombre).
La ensaimada os dará la bienvenida cuando bajéis del avión y os despedirá cuando dejéis el aeropuerto de Son Sant Joan. La preciosa caja hexagonal (de cartón o metal) de estilo vintage os acompañará durante todas vuestras vacaciones, esparcida aquí y allá en bares, pastelerías, hornos y muchos “puntos de venta” más o menos improvisados.
Los pasteleros dicen que el secreto de una buena ensaimada, además de la calidad y cantidad de los ingredientes (que no es una ciencia exacta), está en el trabajo artesanal de la masa. De ahí la curiosidad de muchos turistas por encontrar el mejor sitio donde comer o comprar este dulce típico.
Como profanos (cada quien tiene su gusto), y considerando además las innumerables variantes (en Forn Fondo se pueden probar hasta veinte tipos diferentes de ensaimada), nos atrevemos a recomendar algunos de los hornos más icónicos de Mallorca:
Fornet de la Soca, una preciosa ubicación en el corazón de Palma. Si tenéis suerte, podréis conocer a los propietarios, dos “personajes” fabulosos que comparten recetas y dulces al ritmo de música, bailes y pequeños espectáculos, siempre aliñando sus stories con un toque de sana alegría. Imperdible: FORNET DE LA SOCA. Dirección: Plaça de Weyler, 9, Centre, 07001 Palma, Illes Balears.
Ca’n Joan de S’Aigo, esta antiquísima horchatería y chocolatería existe desde hace más de 3 siglos, y en nuestra opinión, vale la pena probarla aunque solo sea por ver a las encantadoras señoras mallorquinas charlando en las mesas sin renunciar a la tradición del chocolate con cuarto (otro dulce típico) o ensaimada.
Forn de Santo Cristo es quizá la pastelería más conocida visualmente, ya que tiene varios puntos de venta en la isla, especialmente dentro del aeropuerto de Palma. Es perfecta incluso “a último minuto” antes de embarcar de regreso.
En caso de que no queráis aventuraros por Palma y os apetezca dar un paseo desde el Hotel BonSol, podéis llegar al cercano Forn San Agustín, donde podréis encargar deliciosas ensaimadas para llevar o comerlas allí mismo acompañadas de un “café rico”…
Naturalmente, en nuestro desayuno buffet, este dulce típico de Mallorca no puede faltar. Así que… ¡buena ensaimada a todos!